martes, 4 de febrero de 2014

¿Por qué no quiero que te dediques al periodismo?

Verás hija. Hace algunos años, cuando tú no eras siquiera una idea, en mi cabeza se agolpaban muchas otras y todas estaban relacionados con el periodismo. Para ello me vine a Madrid porque "es donde se cuece el bacalao", me decían. En mi sesera, además, se repetía aquello que dijo un mito (para muchos) de la política de este país sobre los "hijos de familias prominentes" en Galicia. Como he asegurado en alguna ocasión el periodismo se queda prácticamente para las élites y sus hijos (da igual el orden de los factores). Esto mismo lo afirmaba hace años a la vista de los sueldos ridículos por jornadas interminables.

Me río yo de los que se quejaban entonces de ser 'mileuristas' y de los requiebros mentales de colegas de medios grandes que no trabajan al peso, al número de piezas o a rellenar páginas como locos, a cambio de salarios que los convertían en millonarios comparándolos con las nóminas (en A o en B) del 90% de compañeros de profesión. La solidaridad entre compañeros, por cierto, nunca ha existido hacia los de provincias, 'los locales', porque no están 'en la pomada' y eso se paga con la indiferencia.

Internet ha cambiado un poco las cosas y ha dotado de cierta igualdad, no económica, a un sector herido de muerte. Todavía eres muy pequeña así que no te voy a contar 'batallitas'. Las dejo para cuando puedas reprocharme que "ya me las sé de memoria, papá". Hoy Paula, esto es para explicarte un par de razones, hay más, que me llevan a pedirte que no te dediques al periodismo.

Una de ellas, importante, ya la he descrito: sueldos bajos (cuando los hay) y trabajo a destajo (lo de un empleo ahora es casi una quimera). Esto se traduce en escasa vida personal, algo a lo que con 20, 25, 30 años no le damos la trascendencia que merece pero a partir de ahí... La otra razón tiene que ver con la dimisión, cese... salida de Pedro J. Ramírez de la dirección de El Mundo, el segundo diario de España. No sé si cuando estés en edad de leer información (para comprenderla) y opinión (esta en muchas ocasiones ni la entenderás) seguirá existiendo.

No voy a poner en duda la pasión de Pedro J. (seguro que cuando crezcas continuará por ahí con sus exclusivas y másteres relacionados con la profesión) por el periodismo. Creo que la posee pero también considero que mantiene una lucha interna con su ego. Le han acusado, a raíz de su salida, de tener un yo demasiado grande. No le he conocido, pero podría nombrarte a algún colega al que sí he tenido el disgusto de tratar y que, sin empatar con nadie, dispone de un ego que supera en dimensión el término municipal de la capital de provincia en la que siempre ha desarrollado su profesión. El ego retroalimentado es un argumento para disuadirte, porque esta es la profesión del EGO, así, con mayúsculas, a lo grande

Pedro J. Ramírez, ha aireado que su salida se debe a presiones por parte del Gobierno (y de la oposición y la Casa Real, según sus amigos periodistas de renombre y sueldo de EGO). Todos los informativos de televisión, radio, los medios digitales, han ofrecido la noticia. Hace unos años, el director del tercer periódico de este país, ABC, dimitió. Poca repercusión tuvo en el resto de medios. Casualmente, no abrazó en su diario una 'teoría de la conspiración' iniciada y todavía no cerrada por... Pedro J. Ramírez y El Mundo a propósito del 11-M. La presión que desde la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre (era la presidenta entonces y cuando tú leas esto seguirá, como Pedro J., al pie del cañón) ejerció sobre José Antonio Zarzalejos está bien descrita en la entrevista que concedió al colegio de periodistas de Cataluña. Creo que sobran comentarios. 

En otro momento te hablaré de la calidad de lo que escuchamos, leemos y vemos a través de los distintos soportes que sirven de altavoz para la difusión del trabajo periodístico.

Si, a pesar de estas razones y otras que te iré contando, todavía sigues pensando en el periodismo como pasión y profesión (siempre va en este orden), hazlo con todas tus ganas y fuerzas. Sin permitir presiones de nadie (te darás cuenta de que es casi una utopía). Los que se creen monarcas absolutos del poder tras unas elecciones locales, regionales o nacionales, no cejarán en su empeño de conminar tu trabajo, valiéndose de la coacción a través de la propaganda institucional o privada. Sin embargo, lo bonito es saber esquivar la censura ajena y lo que es más sustancial, la propia. Lo de trabajar con libertad es ya otra cosa y ahí entra en juego, una vez más, el EGO con mayúscula del editor/director/empresario. 

Quizás lo más importante es que siempre debes tener en cuenta que escribes para el lector, que hablas para el oyente o el televidente, y no para el resto de un gremio al que la crisis ha llevado a creerse consumidor de su propio trabajo, y así nos va. Cuando llegue el momento podrás comprobar como el despido/cese/salida de Pedro J. Ramírez ha dado pie a que compañeros, ex compañeros, amigos, ex amigos, y demás hayan desplegado todo su saber literario para 'informar' al resto de la 'profesión' de las disputas propias o inventadas ¿Qué le importará al lector, a tu abuela, los tejemanejes y batallas entre colegas? 

Ahora la decisión es tuya aunque sigo pensando que ojalá te decantes por hacer caso a las primeras razones (entre otras que ya te contaré) que me invitan a rogarte que no seas periodista.

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