miércoles, 24 de abril de 2013

La tutoría de Paula: la alegría de la semana

Seguramente la experiencia que he vivido en los últimos días y, sobre todo, el efecto que ha provocado en mí sea común a quienes son padres. Aquellos que no juegan ese papel es probable que no entiendan nada de lo que digo en este post. Tiene que ver con una tutoría con la profesora de la pequeña Paula, mi hija, de 3 años y medio. Son de esas cosas que ahora se llevan mucho pero que, con esa edad, no recuerdo que mis progenitores acudieran a hablar con mi profesora de entonces. Estoy seguro, así lo percibía yo por aquellos tiempos, de que lo de las tutorías era excepcional y por situaciones nada agradables para el alumno. 

Regalo de Paula por el Día del Padre
Volviendo a los tiempos actuales, esta misma semana acudí tras las clases a hablar con la maestra de Paula. No había mediado llamada ni nada por el estilo, simplemente la solicitamos para comprobar la evolución de la pequeña. Lo primero que sentí nada más entrar en el aula fue un regreso al pasado. Han transcurrido muchos años desde mi estancia en lo que por aquellos tiempos se denominaba 'parvulitos' o 'párvulos' pero es sorprendente como, por ejemplo, los olores aunque sea en otra región, otro colegio y otra época, se repiten. Sentados en las mini sillas cuyo gesto supone todo un ejercicio de yoga, nos dispusimos a escuchar lo que sobre Paula su profesora nos iba a decir. 

"No hay ningún problema, al contrario, es una niña despierta y con muchas ganas de aprender". Aunque lo sabíamos, porque somos sus padres, esa primera frase nos tranquilizó y, al mismo tiempo, fue una especie de invitación a hablar, a preguntar. "Nos ha llamado la atención la capacidad de memorizar que tiene, en mis tiempos de profesora, y ya van unas cuantas décadas, he visto pocos casos similares". El subidón es terrible. Incluso me atrevería a decir que en mi cara se dibujó una sonrisa de orgullo un tanto ridícula ¡Qué tiene 3 años! ¡La vida da muchas vueltas!

Tras superar ese momento, Lola (que así se llama la profesora y que, para aguantar lo que aguanta merece, por lo menos, que mencione su nombre) continuó contándonos y enseñándonos algunos de los trabajos de nuestra hija. En realidad eran dibujos de una niña pequeña pero nosotros los observábamos como si de una Picasso en potencia se tratara. ¡Madre mía a qué hemos llegado los padres!

"Una de las cosas que más me ha sorprendido de Paula es su lenguaje..." Ahí enseguida apelamos a nuestras dotes como educadores: "es que nosotros al coche, desde bien pequeñita, le hemos llamado coche y no run run o che..." ¡Medalla al canto para los papás! "Claro, claro. Sin embargo lo que sí nunca antes había visto es a una niña con tan poca edad y con una capacidad de comunicación verbal como la de Paula. Nos cuenta historias y lo hace con las entonaciones, los giros... de verdad que esto me ha parecido increíble" De nuevo la cara se nos ilumina; otra vez esa sonrisilla absurda hasta que... "Supongo que tiene que ver con que los dos sois periodistas..." Este es el mazazo. No es que renunciemos a nuestra profesión, que quede claro, sino que simplemente ella (la profesión) nos deja de lado así que mi reacción, esta sí de record del mundo por la rapidez fue: "pues al periodismo no se puede dedicar". La profesora nos miró sorprendida de ahí que tuviera que reaccionar yo de manera inmediata (aunque sin quitarme la imagen de mi hija dedicándose a esto) para poner sobre la mesa, una vez más, mis dotes de buen padre: "bueno, en realidad, ella hará lo que quiera pero insistiremos en las matemáticas" (¡Si tiene 3 años cenutrio!).

He de reconocer que, en medio de la sensación de orgullo, el halago de Lola a las dotes comunicativas de Paula cayó como un jarro de agua fría. Sinceramente creo que la propia profesora se percató de ello y volvió a destacar algunas cosas de nuestra hija, por aquello de que la sonrisa tonta regresara a nuestras caras. "Otro aspecto a destacar es que Paula es líder, le gusta mandar, dirigir, pero al mismo tiempo es muy sentida, de lágrima fácil". Volvemos a la normalidad de padres orgullosos desvelando ya intimidades familiares. "La verdad es que es un calco de nosotros, pero al 50% por cien. De uno toma el papel de líder; de otro el de la sensibilidad". Ahora adivinad de quien ha heredado esas facetas de su personalidad  ¡Pues claro, como en todas las parejas!

La tutoría iba llegando a su fin y habíamos olvidado ya esa parte 'negativa' que nos llevaba a pensar en el futuro profesional de nuestra hija de ¡3 años y medio!

Como progenitores responsables y orgullosos que somos, en el trayecto de regreso a casa, comentamos aquellos aspectos en los que hay que mejorar, sobre todo para que en la próxima tutoría volvamos a salir con esa cara de bobos que se nos queda a los padres cuando elogian a nuestros hijos. 

¡Ah! La baba cubría todo el coche y no había manera de achicarla. Por cierto, lo del periodismo no lo he olvidado y, más allá de que pensemos que será una gran profesional de este mundo de la información y que todavía es demasiado pequeña, yo, por si acaso, he empezado a hablar de matemáticas y ciencias en casa. Más vale prevenir...

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