miércoles, 20 de marzo de 2013

Un cuento de regeneración en Demagogiastán (1ª Parte)

Hace muchos, muchos años (o no tantos, según se mire) en la capital de Demagogiastán llegó al poder una mujer después de que dos de los lacayos de la casta contrincante decidieran apoyarla, a cambio de lograr sendos puestos de recaudadores reales. Ese fue el inicio de la carrera de María de la Peranza de la Salud Priva que, tras ser vilipendiada por los bufones del reino, pronto alcanzó el título de Condesa de Líder, siempre bajo el manto del gran señor Chemari de las Ansares, que por entonces dominaba el reino con mano dura.

La caída del gran señor, lejos de ser un problema para la Condesa de Líder, se convirtió en su gran oportunidad. Para lograr el respaldo de los traidores ya había hecho gala de sus dotes para convencer a adversarios. Por ello, y a pesar de que eran muchos (tanto de otras castas como de su propia familia) los que no daban un mísero golf (moneda del país) por ella, poco a poco fue logrando cuotas de poder que sorprendieron a propios y extraños.

Desde el principio, la Condesa demostró que no le gustaba dejar nada al azar; el primer día de su ascenso al poder se rodeó de sus perros guardianes más fieles, aquellos a los que casi había amamantado en sus pechos dejando a sus rivales de familia prácticamente solos en su afán por sustituir al otrora gran señor de Demagogiastán. Además, cuidó muy mucho la lealtad, para lo cual tejió un entramado de contactos en todas y cada una de las arterias de la capital del reino, con lo que se garantizaba su total fiscalización.

La Condesa de Líder, que cariñosamente ya era conocida como La Lideresa, siguió la forma de mandar de la Duquesa Margarita, de quien siempre se postuló como ferviente admiradora. Ésta, también conocida como Ladie Iron, alcanzó el poder en la pérfida Albión donde el género masculino era dominante. Allí cambió su reino de cabo a rabo, terminando con los libertinos que sólo se preocupaban por la plebe. Su ideología de cabecera, también procedente del otro lado del Gran Mar, se conocía como la Ciencia del Neopopulismo, que por la influencia de Margarita comenzó a ser estudiada en las más prestigiosas universidades católicas del mundo...

* Continuará

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