domingo, 13 de mayo de 2012

Por qué lo llaman despilfarrar cuando quieren decir Jaguar

De la capacidad de la ministra de Sanidad, Ana Mato, habla ella misma cada vez que trata de explicar alguna de las medidas que su departamento pone en marcha. Incluso, creo que esto nunca se ha visto, las notas de prensa que distribuye su cartera parecen haber sido redactadas por ella, a la vista de la desinformación a la que conducen.

Tal vez Mato todavía no es consciente de dónde está, me refiero a la importancia de la materia que tiene entre manos, pero después de cinco meses en el Gobierno y el aval de su 'carrera profesional-política', ya va siendo hora. Además de su gran oratoria, que demuestra en cada intervención a través de la lectura de lo que le escriben (algo, por cierto, bastante generalizado entre la clase política de este país perteneciente a cualquier partido), sus apariciones públicas, más allá de cuando está en los actos de su formación, demuestran gran seguridad en sí misma. Sin duda, ha pasado ya a la historia de nuestro país aquella intervención rodeada de los consejeros de Sanidad autonómicos. Espectacular.

Ahora bien, cuando la ministra se encuentra ante un público entregado, como el de este fin de semana en Aragón, entonces se desata. Ana Mato ¿sorprendió? con su alocución con un verbo fácil a la hora de echar la culpa de todo lo que sucede a la herencia socialista. Seguro que parte de razón no le falta, incluso le sobra o desborda, por eso se mostró contundente al afirmar, según recoge www.público.es, que "mientras algunos que pretenden salir hoy a la calle tienen la especialidad del despilfarro y el descuadre de las cuentas públicas, a otros nos toca sanear las instituciones y las cuentas públicas".

Son verdades como puños, como diría el filósofo. Sí, es cierto, yo despilfarro y en lugar de comprar la mortadela de marca blanca, la adquiero de El Pozo. Es verdad, he de confesar que comparto lo que dice; todas esas personas que se manifestaron ayer en toda España son despilfarradoras, sólo hay que verles la cara. Es verdad, señora ministra, soy despilfarrador porque fumo (tabaco, ¡eh!, no vaya a ser que además tenga la conciencia indigna e inmoral debido a sustancias psicotrópicas).

En definitiva, Ana Mato es mi modelo de político. Alguien del que todavía no sabemos a qué se ha dedicado al margen de la cosa pública, que siempre ha ocupado puestos relevantes en el partido y en la administración, que ha llegado a ministra y que ha tenido un Jaguar en su garaje pero del que ella nunca había oído hablar es, sin duda alguna, el ejemplo de lo que nos ha tocado para dirigir el país. Voy a seguir despilfarrando con el Cola Cao para el desayuno de mi hija, no vaya a ser que se acaben las vacas gordas.

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